domingo, marzo 18, 2007


Se apaga el reinado del foco
Tras 127 años, el reinado del foco, inventado por Thomas Edison, se apaga: varias ciudades de Estados Unidos, con California al frente, buscan prohibir su uso, mientras que Philips, el mayor fabricante mundial, apostó por su eliminación en el 2016.
California, Connecticut, Carolina del Norte y Rhode Island ya han puesto en marcha una legislación para que se prohíba el uso de la genial invención de Thomas Edison.

El artículo, uno de los componentes eléctricos más accesibles y omnipresentes de los tiempos modernos, ha quedado decididamente superado por tecnologías que emplean mucha menos energía y duran más tiempo aunque, eso sí, son más caras.

“El gasto extra se amortiza en alrededor de un año con la factura de la luz”, señaló a EFE Ricardo Valverde, director adjunto del Centro de Asesoramiento Industrial de la Universidad Estatal de San Francisco (SFSU), un organismo que se encarga de asesorar a las empresas para que mejoren su eficiencia energética y ahorren costes.

Según Valverde, la mayor parte de las empresas son conscientes de las ventajas de este cambio, pero no así los ciudadanos.

Esto es, entre otras cosas, lo que la coalición “Alianza para Ahorrar Energía” pretende cambiar.
Liderada por Philips e integrada por organizaciones como Californians Against Waste, Natural Resources Defense Council o Earth Day Network, la iniciativa busca que las bombillas pasen a la historia de aquí a diez años.

Se trata de reemplazar un artículo tan amable para el medio ambiente “como un Humvee con un escape de aceite”, como dijo en un reportaje reciente la “BBC”, con otros como lámparas fluorescentes CFL, lámparas halógenas, lámparas LED y otras tecnologías.

De acuerdo con esta asociación, las ventajas serían enormes.

Solamente el 10 por ciento de la electricidad que utilizan las bombillas tradicionales sirve para dar luz; el 90 por ciento restante genera calor.

La típica bombilla de 60 vatios dura entre 750 y 1.000 horas, mientras que la mayoría de las fluorescentes duran entre 8 y 10 veces más y son hasta tres veces más eficientes.

A la iniciativa lanzada esta semana y las propuestas de California y los estados mencionados se suman otras que buscan penalizar el uso de bombillas incandescentes.

Minesota, por ejemplo, estudia imponer multas de 25 centavos de dólar por la venta de cada bombilla, y Connecticut quiere hacer lo propio con multas de 10 centavos, según el Consejo Nacional de Legisladores de Medioambiente.
Arkansas, Hawai, Illinois, Nueva Jersey, Nuevo México, Carolina del Sur y Texas, por su parte, consideran la aprobación de leyes para requerir a las agencias estatales que reemplacen las bombillas en los edificios oficiales.

Estas iniciativas, no obstante, se enfrentan con obstáculos.

El problema es que, aunque utilizar las alternativas modernas a la larga ahorra dinero -unos 18.000 millones de dólares anuales, según la coalición- estas lámparas son más caras.

Convencer a los usuarios para que cambien los 4,000 millones de casquillos a la antigua usanza que se estima existen en EEUU no será tarea fácil.

General Electric, el mayor fabricante estadounidense, ha emprendido una campaña contra la eliminación de bombillas incandescentes ya que, según dijo su portavoz Kim Freeman al “Christian Science Monitor”, la prohibición es “absolutamente innecesaria”.

En lugar de eso, señaló la portavoz, General Electric apoya una política nacional que “empuje estándares mejores en todos los productos de iluminación”.

Otro problema es que los fluorescentes contienen mercurio, un contaminante muy nocivo para la salud, y no hay apenas programas para su reciclado.

Además, claro, de la contradicción que supone tirar a la basura objetos que funcionan para ayudar al medio ambiente.

A pesar de ello, pocos dudan de la necesidad de un cambio porque, como señala Valverde, “es una de las formas más sencillas y baratas de reducir consumo de energía, y buena falta nos hace”.

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