Según información de la BBC, Slim gana entre 555 y/o 1350 dólares por segundo.
Cuando era niño, dice la leyenda que suele rodear a personajes tan ricos, su padre le enseñó a hacer siempre cuentas claras del dinero que recibía y del dinero que gastaba.
Su fortuna toca tiendas de departamentos, restaurantes, tiendas de discos, cajeros automáticos y bancos, hoteles, bienes raíces y constructoras de carreteras.
Pero también incluye plantas de tratamiento de aguas y plataformas petroleras marinas, minas, metalurgia, museos, computadoras, organizaciones de beneficencia, cigarreras y teléfonos. Sobre todo teléfonos.
Escape
Yusef Salim Haddad era hijo de un cristiano maronita libanés que a principios del siglo XX decidió escapar de la persecución del régimen militar de los turcos otomanos y huyó con sus hijos a cualquier parte del mundo que ofreciera la esperanza de una cosa mejor.
Yusef y su familia llegaron a México. Era 1902 y el país comenzaba a sentir el descontento y la intranquilidad que culminarían ocho años después en la Revolución.
En 1911 Yusef se llamaba Julián y era dueño de La Estrella del Oriente, un almacén que con el tiempo le permitió comprar propiedades en el centro de la ciudad de México y casarse con Linda Helú, hija de otro próspero comerciante libanés.
Su hijo Carlos (que nació en 1940 y ya había perdido la "a" del apellido paterno) invirtió dinero por primera vez en 1952, cuando tenía 12 años y compró 44 acciones del Banco Nacional de México.
"Mi padre me enseñó que no importa cuán grave sea una crisis, México no va a desaparecer, y si tenemos confianza en el país cualquier inversión sólida dará frutos eventualmente", diría tiempo después a Lebanese Lobby.
Turbulencia y fortuna
Ese fue el caso de Carlos Slim, quien a los 26 años ya era ingeniero graduado en la Universidad Nacional Autónoma de México, había estudiado en Europa, en Estados Unidos y en Chile, y tenía US$400.000 y una embotelladora de refrescos. El siguiente paso fue casarse en 1959 y crear el Grupo Carso (acrónimo de su nombre y el de su esposa Soumaya, quien falleció en 1999), en el que integró sus activos y sus planes.
La década de los 70 le permitió extenderse a la bolsa, la banca, los seguros y la administración de fondos de pensiones, y lo vio dar sus primeros pasos en las telecomunicaciones. Pero todavía era un desconocido para la mayoría de los mexicanos.
Si la Revolución permitió a su padre aprovechar las oportunidades que se presentaron a empresarios con iniciativa, la turbulencia que vivió México a principios de la década de los 80 le ofreció a Carlos Slim nuevas ocasiones para crecer.
El país sufría varias crisis. La deuda externa había crecido a niveles nunca antes vistos y el gobierno tomó una medida impensada y dejó de pagar el servicio. El presidente había nacionalizado la banca. Las inversiones externas se habían secado. Grandes fortunas habían salido del país. La actividad económica estaba casi paralizada.
Slim aprovechó lo que se le presentaba y compró baratas empresas en apuros, las hizo ganar dinero y las vendió caras o las conserva.
Compras
Y Slim compró. Phillip Morris México, Hulera El Centenario, Bimex, Hoteles Calinda, Reynolds Aluminio, Artes Gráficas Unidas, Fábricas de Papel Loreto y Peña Pobre, Sanborn´s, Minera Frisco, Empresas Nacobre, General Tire y Llantas Euzkadi, Grupo Condumex e Inmuebles Cantabria. También compró paquetes accionarios de Seguros de México y creó el Grupo Financiero Inbursa, al que sumó la Casa de Bolsa Inversora Bursátil y Fianzas La Guardiana.
Tal vez fue en esos años cuando le preguntaron a Slim cuántas empresas tenía. Tal vez fue cuando respondió: "No lo sé, no me dedico a contar empresas".Una década después, México vivió una fiebre de privatizaciones que le ofrecieron la oportunidad de su vida. Entre las paraestatales que el gobierno mexicano puso a la venta estaba Teléfonos de México (Telmex).
El Grupo Carso se asoció con France Telecom y Southwestern Bell Corporation de Estados Unidos, y el 9 de diciembre de 1990 compró Telmex, el único proveedor de telefonía fija del país y en más de un sentido un monopolio.
Al final, Carso, es decir Carlos Slim, se quedó con el control de la empresa porque la ley mexicana prohibía que la propiedad mayoritaria quedara en manos de extranjeros.
Dudas
Pero según los términos de la operación, el gobierno se comprometía a dar a Slim y sus socios un periodo de gracia de seis años antes de abrir el sector de telecomunicaciones a la competencia.
Muchos sostienen que ese gesto generoso en la venta de Telmex fue muestra de la corrupción que parece haber rodeado los procesos de privatizaciones en México, aunque nadie ha ofrecido pruebas concretas de operaciones ilegales.
El periodista Rafael Rodríguez, autor de Operación Telmex: Contacto con el poder, asegura que el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari utilizó a Slim como testaferro para sus propias ambiciones políticas a cambio de ofrecerle facilidades para pagar la operación, pero tampoco hay pruebas que sustenten la acusación.
Según el periodista mexicano Carlos Fernández Vega, Slim se hizo cada vez más rico gracias a su relación con los presidentes. Con Carlos Salinas su fortuna creció 130%. Con Ernesto Zedillo, 192%, y con Vicente Fox 353%.
De México, Slim extendió su influencia en las telecomunicaciones al resto de América Latina. Su empresa América Móvil tiene una importante presencia en prácticamente todos los países de Sudamérica (con excepción de Venezuela y Bolivia), casi toda Centroamérica, algunos países del Caribe y parte de Estados Unidos.
Filantropía
Pero en la última década Slim ha concentrado su atención en la filantropía.
En 1996 creó la Fundación Telmex, que apoya proyectos educativos, de salud, de ayuda en caso de desastres, y de asesoría jurídica, y tiene un fondo de US$1.200 millones.
En 1999 fundó el museo Soumaya, que exhibe piezas de Rodin, Renoir, Van Gogh, Monet y Degas. Dos años después destinó US$100 millones al rescate del Centro Histórico de la capital mexicana.
Este año, Slim donó US$100 millones a la Fundación Clinton y el presupuesto de la Fundación Carso maneja US$2.500 millones.
Carlos Slim es rico. Es el hombre más rico del mundo, pero al parecer no tiene jet privado ni residencia de vacaciones, y tiene computadora aunque no la usa.
La leyenda que rodea a personajes como él cuenta que no tiene chofer y su oficina es austera. Le gusta el béisbol, viajar, ver (y sobre todo poseer) obras de arte, los vinos franceses, los puros cubanos.
Rico entre pobres
En julio de este año, Arturo Elías Ayub, vocero de Slim, dijo al diario británico The Guardian que su jefe no presta atención a las listas de ricos.
"Como ha dicho varias veces, no está en una competencia. Está dedicado a las labores filantrópicas y a generar empleos en América Latina", explicó Elías.
Para la revista BusinessWeek, la vena filantrópica de Slim se explica por la publicidad que ha provocado la fortuna del empresario, "que no se ve bien en un país como México, donde 45% de la población vive debajo del nivel de pobreza y el producto interno bruto es de poco más de US$8.000 per capita".
Este año, por lo pronto, América Móvil ocupa el segundo lugar en la lista de las 100 empresas de tecnología de la información más importantes del mundo publicada por BusinessWeek, dice la revista, y está preparada para otro buen año, como la cuenta de banco de Slim.
Por lo pronto, en el tiempo en que alguien leyó este perfil apresurado y marcado a veces por la leyenda, el caudal del ingeniero aumentó en unos US$23.000.
Y como las cifras elevadas escapan a la comprensión del común de los mortales, hay que explicar que si Slim gastara un millón de dólares cada día, sin contar los intereses, se tardaría 185 años en acabarse lo que tiene. Aunque lo que tiene ya no se acaba.
Con Información de BBC,Business Week,Diario The Guardian de Gran Bretaña
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