miércoles, junio 27, 2007

Objetivo: matar a Fidel Castro

La Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA), quiso utilizar a un miembro de la mafia para asesinar en 1960 al presidente cubano, Fidel Castro.

Según los documentos divulgados, en agosto de 1960, el funcionario de la CIA, Richard Bissell, contactó al coronel Sheffield Edwards, de la Oficina de Seguridad de la agencia, para saber si ésta "tenía los recursos" para llevar a cabo "una misión delicada que requería una acción típica de gangsters".

Según la documentación, el objetivo de la misión era Fidel Castro.
Robert Maheu, miembro de la Oficina de Seguridad, propuso el nombre de Roselli, al que conoció casualmente y del que le habían contado era uno de los jefes del "sindicato", además de controlar el negocio de las máquinas de hielo en Las Vegas, EU.

Maheu supuso que si Roselli era miembro de la mafia, debía de tener conexiones con los negocios de apuestas en Cuba.

Maheu se reunió con Roselli en Nueva York en septiembre de 1960 y le contó que había sido contratado por un cliente que representaba a varias compañías que estaban sufriendo fuertes pérdidas económicas debido a las medidas adoptadas por Castro en Cuba.

"La gente cubana"

Según le dijo Meheu al mafioso, su cliente estaba convencido de que la solución era hacer desaparecer a Castro, por lo que estaba dispuesto a pagar 150.000 dólares para matarlo, dejando claro que "el Gobierno de EU no estaba, ni debería estar al tanto de la operación".

En un principio Rosselli no quiso verse implicado en el plan pero finalmente accedió a presentarles a un amigo, Sam Gold, quien conocía a "la gente cubana".

Roselli dejó claro que ni él ni Sam Gold querían dinero a cambio de su intervención. "Ninguno de los dos recibió dinero de fondos de la Agencia", explican los documentos de la CIA.

A la hora de discutir los posibles métodos para llevar a cabo el asesinato, Gold sugirió poner en la comida o en la bebida de Castro algún tipo de "píldora potente".

Gold también indicó que la operación podía ser llevada a cabo por Juan Orta, un funcionario cubano que había recibido sobornos del negocio de las apuestas y que "tenía acceso a Castro".
Así, se produjeron seis píldoras con un alto contenido de una sustancia letal, que le fueron entregadas a Orta. Tras varios intentos fallidos, éste pasó la misión a otra persona que tampoco logró completarla.

Cuando el proyecto estaba de nuevo en fase de preparación para ser llevado a cabo por Anthony Verona, miembro de la Junta del Exilio Cubano, se suspendió de nuevo, esta vez de forma definitiva, debido al fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos, en abril de 1961.

Otras "joyas"

Hace unos días, Michael Hayden, director de la CIA, describió los documentos desclasificados como las "joyas de familia". "Un vistazo a una época y a una agencia muy diferentes", afirmó.
La mayor parte de estas "joyas" ya eran conocidas, pero los documentos dan una explicación detallada de como sucedieron los hechos.

Escuchas telefónicas, intentos de asesinato, espionaje doméstico o secuestros son algunas de las actividades que la CIA llevó a cabo hace tres décadas.

Gracias a la desclasificación de los documentos, hoy conocemos más detalles a cerca de, entre otros, el secuestro a mediados de los años 60 del desertor de la KGB, Yuri Ivanovich Nosenko, o las escuchas telefónicas y la vigilancia de periodistas como Jack Anderson, responsable de sacar a la luz numerosos escándalos políticos.

Con información de BBC

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